Antes de dedicarme a la consultoría, trabajé durante una década como parte del equipo del departamento creativo de LOEWE. Como responsable de toda la producción gráfica, trabajé el cambio de imagen de la línea de perfumería y el lanzamiento de una nueva línea de velas y fragancias para el hogar. Los objetivos alcanzados fueron un rejuvenecimiento de marca, un producto más elevado y un público más internacional.

Uno de mis éxitos profesionales más grandes fue el que arrojó un estudio de mercado que revelaba que la mayoría de los consumidores no tiraban los packs, los guardaban. Valoraban tanto el packaging como el producto.

El packaging es un elemento cuya función básica es proteger el producto, pero cuando está bien diseñado, se convierte en una herramienta esencial para la experiencia de compra. Podemos transmitir valores de marca, elevar el producto y crear deseo, otorgándole una función estética.